Qué son las amortizaciones y cómo se contabilizan
21 Mayo 2025

¿Te has comprado un ordenador para tu negocio? ¿O quizás una furgoneta, maquinaria o mobiliario para tu local? Si es así, hay un concepto contable que necesitas conocer desde ya: la amortización.
Porque, aunque hayas pagado todo de golpe, en contabilidad ese gasto se reparte poco a poco durante varios años. ¿Por qué? Porque el bien te va a servir durante mucho tiempo y no solo este mes o este trimestre.
En este artículo te explicamos qué son las amortizaciones, por qué existen, cómo se aplican en contabilidad y qué debes tener en cuenta si eres autónomo o llevas una pyme.
¿Qué es una amortización?
La amortización es un gasto contable que refleja la pérdida de valor de un bien con el paso del tiempo. En palabras más sencillas, es lo que “pierde” cada año ese equipo informático, ese vehículo o esa máquina que usas para trabajar. No es un dinero que salga de tu cuenta, pero sí cuenta como gasto en tu contabilidad y deberás registrarlo correctamente. ¿El objetivo? Reflejar ante Hacienda que ese activo se desgasta o envejece con el uso.
Ahora bien, ¿qué tipo de bienes se amortizan? Aquellos que forman parte del inmovilizado y de las inversiones inmobiliarias de tu negocio. El inmovilizado incluye los bienes que compras para usarlos en tu actividad profesional durante más de un año. No los compras para venderlos ni para gastarlos enseguida, sino que se utilizan en el proceso productivo o para fines administrativos. Hay que tener en cuenta que los terrenos y las obras de arte no se amortizan porque se considera que no pierden valor.
Y no, no hablamos de bolígrafos, folios (esto va directamente como gasto y no se amortiza), sino de inversiones más importantes. Podría ser el caso de ordenadores, impresoras u otro material informático, mobiliario de oficina, maquinaria, vehículos, reformas del local, patentes o software (en algunos casos), entre otros. Estos dos últimos serían ejemplos de inmovilizados intangibles, es decir, que no tienen apariencia física.
Las inversiones inmobiliarias incluyen inmuebles que se han adquirido para obtener rentas, es decir que los destinamos a ser alquilados. Vamos a verlo con un ejemplo práctico para que te quede claro.
Imagina que te compras un ordenador por 1.200 €. No lo vas a usar solo este año, ¿verdad? Lo normal es que te dure, pongamos, 4 años.
Pues cada año contabilizarás 300 € como gasto de amortización. Así, al cabo de 4 años, ese equipo ya estará totalmente amortizado y habrás deducido su valor completo de forma gradual, tal como marca Hacienda.
¿Cómo saber durante cuánto tiempo debemos amortizar estos bienes? Pues desde un punto de vista contable, tenemos que tener en cuenta la vida útil del bien. Y desde un punto de vista fiscal, tenemos que guiarnos por unas tablas fijadas por la normativa fiscal que establecen los años o el porcentaje que podemos aplicar para calcular la amortización. Normalmente la amortización contable y fiscal es la misma, pero en algunos casos puede ser diferente, como en el caso de algunos intangibles.
Y, ¿cómo saber si tienes que amortizar un bien o puedes deducírtelo directamente? Aquí viene la clave. Hacienda establece un límite económico a partir del cual debes amortizar obligatoriamente.
Si el bien cuesta más de 300 € + IVA, estás obligado a amortizarlo como inmovilizado. Por ejemplo, un teléfono móvil de 1.200 € hay que amortizarlo (no puedes registrarlo en su totalidad como gasto en el primer año).
- Si cuesta 300 € o menos, puedes deducírtelo directamente como gasto en el ejercicio en que lo compras. Por ejemplo, un teclado de 90 € o una silla ergonómica de 250 € son gastos directos. Aquí hay un límite de 25.000 euros al año. En el caso de empresas de reducida dimensión se deben cumplir ciertos requisitos para poder hacer una amortización acelerada, es decir, para darte todo como gasto en el ejercicio en que lo has comprado.
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¿Por qué debes tener en cuenta las amortizaciones si tienes un negocio?
Cuando piensas en amortizaciones quizá solo veas mero cálculo contable, pero es todo lo contrario.
Para empezar, las amortizaciones se contabilizan como gasto deducible en el IRPF (si eres autónomo) o en el Impuesto de Sociedades (si eres sociedad). Eso quiere decir que, aunque no sean un gasto real que pagas cada año, reducen tus beneficios a ojos de Hacienda.
Y eso, ¿por qué te interesa? Porque cuanto menos beneficio declares, menos impuestos pagas. Así de claro. Si, por ejemplo, ganas 30.000 € y amortizas 2.000 €, Hacienda solo te hará tributar como si hubieras ganado 28.000 €. ¿Ves el ahorro?
Además, las amortizaciones te permiten repartir el gasto en varios años. Imagina que te compras una furgoneta de 20.000 € para trabajar. Si te lo desgravaras todo en un año, tu contabilidad se iría al traste.
En cambio, amortizarlo te permite repartir ese gasto de forma lógica, ajustada al tiempo que vas a usarla. Así conseguirás que tus resultados contables sean más estables y realistas.
Y, no menos importante, las amortizaciones te evitan problemas con Hacienda. Si las haces bien, te aseguras de que tus gastos estén correctamente justificados. Pero si te deduces de golpe una inversión que deberías haber amortizado en varios años, puedes tener un problema ante una inspección.
¿Cómo se contabilizan las amortizaciones?
Contabilizar una amortización no es otra cosa que anotar, cada año, una parte del valor de un bien como gasto en tu contabilidad. Así vas reflejando cómo va perdiendo valor con el uso y el paso del tiempo.
Aunque la contabilidad pueda parecer cosa de gestoría, te interesa entender cómo funciona por dos motivos. Primero, para que no te cuelen errores que te puedan costar dinero. Y, segundo, para tener claro qué puedes deducirte y cómo afecta a tus impuestos.
Dicho esto, vamos paso a paso.
1. Identifica el bien amortizable y calcula su valor
Antes de hablar de porcentajes o tablas, lo primero que tienes que hacer es saber si lo que has comprado se puede amortizar y cuánto vale exactamente a efectos contables. Si tiene una vida útil superior a un año entra dentro del inmovilizado y toca amortizarlo. Después, toca calcular el valor de adquisición total.
No solo tienes que contar el precio del producto, también los gastos asociados que sean necesarios para que ese bien empiece a funcionar. Eso incluye, por ejemplo, el coste del transporte, la instalación o la puesta en marcha.
Con la suma de todo ello obtendrás el valor total amortizable sobre el que después aplicarás el porcentaje que te permite Hacienda.
2. Consulta el porcentaje de amortización que permite Hacienda
Una vez sabes que un bien se amortiza, no puedes elegir tú el número de años ni el importe a deducir a tu gusto. Hacienda ya ha hecho ese trabajo por ti y te marca el camino.
Lo hace a través de unas tablas oficiales de amortización (esta se usa en el caso de los autónomos) que establecen el porcentaje máximo que puedes aplicar cada año en función del tipo de bien, en este caso, el inmovilizado material. Estas son las tablas aplicables según la Ley del Impuesto sobre Sociedades Agencia Tributaria: Amortizaciones.
3. Calcula la cuota anual de amortización
Una vez que ya sabes que el bien se amortiza y cuál es su valor total, toca hacer lo más importante: calcular cuánto puedes deducirte cada año. Esa cantidad es lo que llamamos cuota anual de amortización. Para ello, aplica la siguiente fórmula:
Cuota anual = Valor total del bien × Porcentaje de amortización
Como vimos en el paso anterior, ese porcentaje lo marca Hacienda y varía en función del tipo de bien y es el máximo que puedes aplicar cada año.
Vamos a aterrizar esta fórmula con un ejemplo práctico:
- Te compras un portátil por 1.200 €.
- Hacienda permite aplicar hasta un 26% anual en el caso de los autónomos en equipos informáticos. (Para las sociedades es un 25%).
- Cada año podrás deducirte: 1.200 € × 26% = 312 €. Lo harás durante 4 años y medio, aproximadamente, hasta completar el 100 % del valor del bien.
Este es el método lineal de amortización, que es el más sencillo y el que se usa en casi todos los casos. Repartes el valor del bien a partes iguales cada año hasta completar el 100 %.
¿Tienes que amortizar sí o sí el máximo?
Las tablas de hacienda muestran un coeficiente máximo (un porcentaje) y un periodo máximo de años.
Por lo tanto, te podrás aplicar cualquier coeficiente que se encuentre entre el máximo y el mínimo
Si decides amortizar más de lo que permite Hacienda, ese exceso no será deducible fiscalmente y podrías tener problemas si te revisan ya que no se trata de un gasto deducible
Imagina que compras una furgoneta de 18.000 € y decides deducirte 6.000 € al año para quitártela en 3 años, pero Hacienda te permite solo el 16 % anual (máximo 2.880 €). Lo demás no lo aceptarán como gasto deducible en caso de inspección.
¿Y qué pasa con el inmovilizado intangible como licencias de software, patentes, derechos de uso o concesiones administrativas? Porque sí, los bienes que no son físicos y forman parte de la inversión de tu negocio, también pierden valor con el tiempo.
Al igual que el material, se amortiza de forma lineal, aplicando un porcentaje anual hasta repartir su valor total en varios ejercicios.
Ahora bien, hay dos escenarios posibles:
- Si conoces la vida útil del activo, puedes amortizarlo en los años que se haya estimado razonablemente que va a ser útil.
- Si el intangible no tiene una duración definida o no se puede estimar con claridad, Hacienda establece un límite máximo del 5 % anual, aunque contablemente el plazo es de 5 años. En un caso en el que amortización contable y fiscal no son iguales
4. Anota el asiento contable
Para registrar correctamente la amortización, primero debes saber en qué régimen fiscal tributas.
Si no llevas una contabilidad formal (como la de una empresa), probablemente estés en estimación directa simplificada, que es el sistema que se aplica a la mayoría de los autónomos que no superan los 600.000 € anuales de ingresos y no están obligados a llevar contabilidad completa.
En caso de que sí lleves contabilidad completa (en el caso de sociedades o autónomos en estimación directa normal), sí estás obligado a llevar libros contables conforme al Plan General Contable. Aquí la amortización se refleja mediante un asiento contable anual, que sirve tanto para ajustar el valor del bien como para reflejar el gasto.
Las cuentas relacionadas son la 680 para intangible, 681 para inmovilizado material y 682 para inversiones inmobiliarias, que refleja la amortización del inmovilizado (gasto) y la 280/281/282 respectivamente, donde figura la amortización acumulada (resta valor al activo).
Ahora ya sabes qué son las amortizaciones y cómo se contabilizan como autónomo. Esta información te puede ahorrar dinero, sustos con Hacienda y muchos quebraderos de cabeza.
Nuestro consejo es que lleves este registro al día. Y, si no estás seguro de cómo hacerlo, consulta nuestros planes de negocios de Legálitas y un gestor personal te ayudará con el proceso.
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