Renting o leasing: diferencias, contratos y cumplimiento

10 Julio 2025

Por Redacción

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Renting o leasing: diferencias, contratos y cumplimiento

Si estás pensando en hacerte con un vehículo, una máquina o un equipo informático a través de renting o leasing, es normal que te entren dudas. ¿Qué diferencias hay? ¿En qué condiciones te estás metiendo? Y, ¿qué pasa si no puedes seguir pagando?

Pues bien, antes de firmar nada, es vital que tengas muy claro lo que estás aceptando. Y la explicación es sencilla. Aunque estos contratos parezcan fáciles (pago una cuota y listo), la realidad es que detrás hay obligaciones que pueden pasarte factura si no las entiendes bien.

Aquí te contamos en qué se diferencian los contratos de renting y leasing, en qué fijarte al firmar el contrato y qué ocurre si no cumples lo pactado

Qué es exactamente un contrato de renting o leasing

Ambos son contratos de alquiler a largo plazo, pero tienen matices importantes:

  • El renting es como un alquiler “todo incluido”. Tú usas el bien (un coche, una impresora, un equipo…), pero la propiedad sigue siendo de la empresa que te lo alquila. Suele incluir mantenimiento, seguro, reparaciones y otros servicios en la cuota mensual. No hay opción de compra al final, aunque a veces puedes negociar una.
  • El leasing es un alquiler con opción de compra. Durante el contrato tú pagas cuotas por usar el bien, pero cuando se termina, puedes comprarlo por un valor residual previamente pactado. No incluye servicios adicionales.

Vamos con un ejemplo práctico. Imagina que alquilas una furgoneta para hacer repartos como autónomo.
 

Si eliges renting…

Firmas un contrato por 4 años con una cuota mensual de 350 € que contempla el uso del vehículo, el seguro, las revisiones, averías y asistencia en carretera. Tú solo te encargas de echar gasolina. 

Cuando termina el contrato, devuelves la furgoneta y puedes renovar por otro vehículo nuevo si quieres. En ningún momento es tuya, ni tienes opción de comprarla.

Si eliges leasing…

Firmas por el mismo plazo, pero pagas 300 € al mes. Esta cuota solo incluye el uso del vehículo. Tú tienes que pagar aparte el seguro, el mantenimiento y las reparaciones. 

Al terminar los 4 años, puedes decidir si compras la furgoneta pagando una última cuota llamada “valor residual” (por ejemplo, 2.500 €) y así pasa a ser tuya. Si no la compras, simplemente, la devuelves.

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En qué debes fijarte antes de firmar un contrato de renting o leasing

Antes de poner tu firma en un contrato de renting o leasing, debes revisar ciertos puntos para saber exactamente a qué te estás comprometiendo. 

Piensa que hay condiciones, penalizaciones, servicios incluidos (o no) y detalles que pueden marcar la diferencia.

1. Duración del contrato

No todos los contratos tienen la misma duración. Los más habituales van de 24 a 60 meses. Asegúrate de que ese plazo encaja con tus necesidades reales. Si firmas por 5 años y al segundo ya no lo necesitas, rescindirlo puede salirte caro.

Te aconsejamos que preguntes si el contrato contempla cancelación anticipada, en qué condiciones y con qué coste. Ten presente que algunas empresas te exigen pagar una penalización elevada si quieres terminar antes de tiempo.

2. Cuota mensual y servicios incluidos

No te fijes solo en el precio de la cuota, vigila qué incluye y qué no. Te aconsejamos que compares bien lo que te ofrece cada opción porque, a veces, una cuota más baja acaba saliendo más cara si tienes que asumir gastos extra por tu cuenta.

3. Responsabilidades en caso de avería, siniestro o robo

¿Qué ocurre si el bien se estropea? ¿Y si lo roban? ¿Quién se hace cargo del arreglo o sustitución? Esto debe estar claramente especificado en el contrato. En el renting, normalmente lo gestiona la empresa. En leasing, depende de ti.

Además, lee bien las cláusulas relacionadas con el mantenimiento y los seguros. En el caso de los vehículos, asegúrate de si te entregan un coche de sustitución si el tuyo queda inutilizado.

4. Valor residual y opción de compra (solo en leasing)

Si estás valorando el leasing, una de las preguntas clave es: ¿quieres quedarte con el bien al final? Entonces necesitas saber con antelación cuál será el valor residual (el importe que debes pagar para quedártelo).

Nuestra recomendación es que ese valor esté por escrito en el contrato, y que no quede para negociarse al final. Así sabrás si realmente compensa comprar o no.

5. Penalizaciones por impago o incumplimiento

Muchos contratos incluyen cláusulas que establecen sanciones si te retrasas en el pago o incumples alguna condición. Así que, para no tener sustos, repasa la letra pequeña y asegúrate de entender bien cuáles son las consecuencias si tienes dificultades para pagar.

6. Revisión de condiciones al finalizar el contrato

¿Qué ocurre cuando se acaba el contrato? ¿Tienes obligación de renovar? ¿Te devuelven la fianza? ¿Hay que dejar el bien en un estado concreto? 

Especialmente en el renting, puede haber sorpresas con cargos por “desgaste excesivo” o daños que consideran fuera de lo normal. Comprueba las condiciones de mantenimiento exigidas para evitar cargos imprevistos.

7. Posibilidades de deducción fiscal

Tanto el leasing como el renting pueden tener ventajas fiscales, pero ojo, no son las mismas. 

  • En renting, puedes deducirte la cuota mensual completa si el bien está vinculado a tu actividad.
  • En leasing, puedes deducirte los intereses y la amortización del bien, además del IVA si cumples los requisitos. Por supuesto, siempre que el bien esté afecto a tu actividad profesional.

 

Qué conlleva el incumplimiento del contrato de renting o leasing

Firmar un contrato de renting o leasing implica asumir compromisos. Pero claro, en la vida real pueden pasar mil cosas como que tu negocio no funcione como esperabas, que cambies de actividad, que surja una oportunidad mejor o que, sencillamente, no puedas seguir pagando.

Cuando incumples el contrato, las consecuencias no son pequeñas. De hecho, muchos autónomos no se informan bien, y luego se encuentran con penalizaciones o deudas que no esperaban. 

Por eso necesitas saber qué pasa si decides romper el contrato de renting o leasing antes de tiempo.

Incumplimiento por impago

Si dejas de pagar las cuotas del renting o del leasing, el proveedor puede:

  • Reclamarte judicialmente las cantidades pendientes.
  • Resolver el contrato de forma anticipada, es decir, cancelarlo unilateralmente.
  • Exigirte el pago de todas las cuotas restantes si hay una cláusula que lo especifique.
  • Incluirte en ficheros de morosos si no regularizas la deuda.

Rescisión anticipada del contrato

¿Y si ya no necesitas el bien y quieres devolverlo antes de tiempo? Aquí es donde muchas personas se topan con cláusulas de penalización que les obligan a pagar una cantidad fija por cancelación anticipada o incluso el 100 % de las cuotas pendientes (o una parte significativa).

Imagina que firmaste un renting de 48 meses y lo quieres cancelar en el mes 30, puede que tengas que pagar varias mensualidades más como penalización.

Deterioro o mal uso del bien

En los contratos de renting y leasing, sobre todo cuando se trata de vehículos, existe una cláusula que obliga a devolver el bien en buen estado y con un uso razonable

Si lo devuelves con daños, exceso de kilómetros, desgaste excesivo o sin el mantenimiento adecuado, la empresa puede cobrarte una penalización por deterioro e incluso no aceptarlo si no está en condiciones mínimas.

Consecuencias fiscales

Si incumples el contrato, además del coste económico, podrías tener conflictos con Hacienda

En leasing, pueden considerar que las deducciones aplicadas durante el contrato no eran válidas y podrías tener que devolverlas. Y, en renting, si el uso del bien deja de estar relacionado con tu actividad profesional, pierdes la posibilidad de deducirte el gasto.

Está claro que tanto el renting como el leasing pueden ser buenas soluciones si necesitas equipamiento o vehículos para tu negocio sin hacer una gran inversión inicial. 

Sin embargo, no olvides que estás firmando un contrato a medio o largo plazo y que incumplirlo puede traerte problemas legales y económicos, como hemos visto.

Nuestro consejo es que estudies las condiciones con calma, compares opciones y, si puedes, consultes con un asesor que te ayude a entender cada cláusula. 

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