Guía para autónomos y pymes sobre los tipos de contratos mercantiles
17 Diciembre 2025
Cuando tienes un negocio, no tardas en cruzarte con los contratos mercantiles. Comprar mercancías para tu tienda, contratar a un distribuidor, firmar con un agente comercial o arrendar un local con fines empresariales, pasa por este tipo de contratos.
¿Qué son los contratos mercantiles?
Los contratos mercantiles son acuerdos entre empresarios, autónomos o sociedades con fines comerciales, es suficiente con estar relacionado con el ámbito profesional regulados principalmente por el Código de Comercio, también en el Código Civil. En ellos se definen los derechos y obligaciones de cada una de las partes implicadas.
Los distintos tipos de contratos mercantiles regulan operaciones comerciales, como comprar productos, distribuir servicios, gestionar franquicias. .. y definen los derechos y obligaciones de ambas partes. Se trata de delimitar la prestación, la entrega, cuándo hay que pagar, las penalizaciones o las consecuencias de si alguien incumple.
Los contratos mercantiles no solo organizan transacciones, sino que también protegen legalmente.
Se diferencian de los contratos civiles es que estos últimos se centran en relaciones personales como podría ser, por ejemplo, el alquiler de una vivienda. Por su parte, los mercantiles se usan para actividades empresariales, como alquilar un local para un negocio.
Estos últimos pueden ser verbales, al adaptarse al modelo de libertad de forma del derecho mercantil. Sin embargo, lo recomendable es firmarlos por escrito para dejar claras las condiciones y evitar problemas. Hay unas características en todos los contratos mercantiles.
- Siempre tienen finalidad comercial.
- Intervienen empresarios o autónomos.
- Son flexibles, ya que las partes pueden fijar muchas condiciones libremente.
- Se basan en el acuerdo de voluntades.
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Tipos de contratos mercantiles más frecuentes
Vamos al grano. Detallamos los contratos mercantiles que más se suelen manejar.
Contrato de compraventa mercantil
Probablemente el más utilizado. Se da cuando una empresa o autónomo vende bienes muebles con fines de reventa o transformación. Implica ingresos o gastos que hay que facturar, declarar en IVA -o IGIC en el caso canario- y registrar contablemente.
Contrato de suministro
Similar al de compraventa, con una particularidad. En lugar de una entrega puntual, supone entregas periódicas o continuadas en el tiempo. Debe especificar cantidades, plazos y condiciones de entrega.
Contrato de comisión mercantil
Una parte, el comisionista, se compromete a realizar una operación en nombre de otra, el comitente, a cambio de una comisión. Es decir, el empresario no asume directamente la gestión de la venta, pero paga una comisión sobre el negocio.
Contrato de agencia
La diferencia con el de comisión es que el contrato de agencia regula una relación estable y duradera en la que el agente promueve operaciones de forma continuada para una empresa, sin asumir el riesgo de esas operaciones. Existe obligación de pagar comisiones periódicas, y si se finaliza el contrato, puede corresponderle una indemnización al agente.
Contrato de franquicia
En estos contratos el franquiciador cede al franquiciado el derecho a explotar un negocio bajo su marca. El franquiciado adquiere la visibilidad de la marca y su apoyo, además de obligaciones de pago periódicas y limitaciones como no poder innovar libremente. El franquiciador ofrece formación y apoyo. Es normal que el franquiciado pague un canon de entrada y royalties.
Contrato de transporte
Se usa cuando una empresa o autónomo encarga a otra parte el transporte de mercancías o personas a cambio de un precio. En caso de pérdida o daño de la mercancía, el transportista responde en los términos pactados o los mínimos legales.
Contrato de depósito mercantil
Una persona (depositante) entrega a otra (depositario) bienes muebles para que los guarde y custodie, con obligación de devolverlos cuando se le requiera.
Contrato de sociedad mercantil
Es el acuerdo entre dos o más personas para aportar dinero, bienes o trabajo con el fin de explotar una actividad mercantil y repartirse las ganancias. Por ejemplo, dos autónomos que se unen para crear una sociedad limitada y gestionar conjuntamente un negocio de hostelería. Su regulación está en el Código de Comercio y en la Ley de Sociedades de Capital.
Contrato de leasing y renting
El primero es un arrendamiento financiero donde se pagan cuotas por usar un bien solo cubre el uso, obligando al usuario a pagar por separado otros gastos como impuestos, seguros y reparaciones y, cuando finaliza el contrato, se puede decidir si lo compra o no por un valor residual. El renting es un arrendamiento operativo no tiene opción de compra y suele incluir mantenimiento, reparaciones, seguros y otros gastos.
¿Tienes dudas respecto a los diferentes tipos de contratos? ¿No sabes qué modelo utilizar o cuál se aplica a tus necesidades? Ponte en contacto con Legálitas Negocios, un abogado experto te ayudará en esta clase de gestiones.
Preguntas frecuentes sobre los tipos de contratos mercantiles
¿Un autónomo puede firmar contratos mercantiles?
Es habitual. El Código de Comercio reconoce a los autónomos como empresarios.
¿Es obligatorio registrar un contrato mercantil?
No siempre, aunque sí es aconsejable para darle mayor seguridad jurídica. Solo algunos requieren una formalización escrita.
Referencias legales:
Real Decreto de 22 de agosto de 1885 por el que se publica el Código de Comercio