Le transformaron la furgoneta en autocaravana, pero salió mal. Conoce cómo Gonzalo logró arreglarla y recuperar su dinero: Legálitas Casos Reales

19 Febrero 2020

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Una moda cada vez más extendida en nuestro país es la de convertir una furgoneta en habitable para su uso como autocaravana, lo que se conoce como camperización.

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Este tipo de vehículos, por su versatilidad y ahorro de espacio, son una opción interesante para viajes y vacaciones con familia, pareja o amigos. Pero ¿qué pasa si el resultado de la camperización no es como se esperaba e incluso supone una amenaza para la seguridad vial?

El caso de real de éxito que presentamos en esta ocasión trata precisamente de la historia de Gonzalo*, a quien la empresa que se ocupó de transformar su vehículo en habitable le jugó una mala pasada, poniendo en peligro no solo su seguridad, sino también la de su familia.

Por suerte para él, el abogado Alberto Manzaneda Ávila llevó su caso con éxito, logrando recuperar casi 10.000 euros de las reparaciones necesarias, las costas de segunda instancia y los intereses, así como una indemnización por daños morales de 500 euros.

Hablamos con Alberto para que nos explique el caso en profundidad, cómo acudió Gonzalo a Legálitas y cuáles fueron los pasos para que se resolviera todo con éxito.

P.: ¿Cómo empezó la historia de Gonzalo?

R.: Nuestro cliente, Gonzalo, compró una furgoneta en un concesionario de segunda mano. En el momento de la compra, estaba limpia y sin ningún tipo de actuación interna. Fue entonces cuando contactó con una empresa de Málaga que se dedica a la camperización, es decir, que adaptan las furgonetas para convertirlas en viviendas; como si fuera una autocaravana, pero partiendo de una furgoneta normal.

Llevó la furgoneta para iniciar la camperización, le hicieron el diseño y en principio todo fue muy bien. De hecho, como se puede comprobar en su página web, tienen ejemplos de trabajos con resultados atractivos.

P.: ¿En qué momento empezó el problema?

R.: Sin embargo, todo se torció cuando —y así lo dice la sentencia— en el proceso de camperización le quitaron un elemento de seguridad al vehículo, uno de los chasis.

Este tipo de furgonetas lleva en la parte de arriba unos refuerzos laterales de un lado a otro y en este caso le habían quitado precisamente una de esas partes, pero no dijeron nada.

Se lo quitan, no dicen nada y montan la camperización: la cama, la cocina…todo el tinglado que lleva dentro, pero claro, al faltarle ese elemento de estabilización, esa parte del chasis, el vehículo dura “cinco minutos”, como quien dice.

P.: ¿Cuándo decidió Gonzalo llamar a Legálitas?

R.: En cuanto quedó montada la autocaravana empezaron a aparecer los problemas. La cama que era de su niña pequeña colapsó sobre la zona de conducción, porque iba situada justo encima—lógicamente, con el peligro que eso conlleva—, los herrajes de sujeción de los asientos también estaban mal hechos…En definitiva, varios fallos que comprometían la seguridad del vehículo.

Por lo tanto, en el momento en que repararon en todos los desperfectos fue cuando nos llamaron.

P.: ¿Qué fue lo primero que hiciste?

R.: Lo primero que hicimos fue pedir a una empresa diferente un presupuesto de lo que sería reparar todo eso, de manera que pudiéramos tener una opinión algo más objetiva sobre este tema.

El presupuesto que nos dieron, como es lógico, incluía deshacer todo, es decir, “desarmar el tinglado”, y rehacer las modificaciones para convertir la furgoneta en autocaravana. Por supuesto, el coste era mucho mayor de lo que le costó inicialmente la camperización.

“El perito dio en el clavo: en la camperización se habían quitado elementos de seguridad que no se pueden quitar”

Además, encargamos un perito experto en temas de vehículos, que hizo un trabajo espectacular, porque fue el que técnicamente dio en el clavo. Una persona corriente ve una furgoneta de ese tipo por fuera y no sabe si le han quitado el chasis o si le han hecho modificaciones de algún tipo, pero el perito, siendo experto en el tema, fue a tiro hecho.

Rápidamente nos informó del problema: se trataba de las partes del vehículo que faltaban, que vienen de fábrica y que en ningún caso se pueden quitar.

P.: ¿Cuál fue la respuesta de la empresa que hizo la camperización inicial?

R.: Ellos se escudaban en que la furgoneta les llegó desde el principio en ese estado, ya sin elementos de seguridad, pero eso era un disparate, porque nosotros trajimos como testigo a la empresa que le había vendido la furgoneta a Gonzalo, que se trataba de un concesionario oficial de una conocida marca de automóviles.

Entre otros, tuvimos como testigo al jefe de taller de ese concesionario, quien explicó que a ellos no se les ocurriría jamás vender una furgoneta de segunda mano a la que hayan quitado el chasis ni ningún elemento de seguridad.

“La furgoneta podría haberse volcado en cualquier momento y ocurrido un grave accidente”

P.: ¿A qué fue condenada la empresa que hizo mal la reparación?

R.: Estuvieron brillantes los testigos en el juicio y por lo tanto la juez lo descubrió, y condenó en primera instancia, que no está mal, a hacer la reparación completa, no una nueva camperización, que es lo que nosotros pedíamos.

Posteriormente la Audiencia remata el asunto con la última sentencia que vino. El magistrado que lo ha llevado, muy contundemente, ha hecho una serie de apreciaciones con respecto a la mala fe de la empresa y de haber puesto en riesgo la seguridad de los ocupantes.

Y es que, tal como explicó muy bien el jefe de taller en el juicio, estaba comprometida la estabilidad del vehículo, podría haberse volcado en cualquier momento y haber ocurrido un grave accidente.

“Gonzalo está contentísimo con el resultado, pues le han devuelto todo el dinero con intereses, más los daños morales”

P.: ¿Cuál es el resultado final y cómo se siente Gonzalo?

R.: Nuestro cliente, Gonzalo, está contentísimo, te puedes imaginar. Ahora vamos a la ejecución de sentencia. Él ya arregló la furgoneta por su cuenta y ahora le van a reintegrar lo que le ha costado.

P.: ¿Cuánto dinero ha recuperado Gonzalo en total?

R.: En total, Gonzalo ha recuperado 9.572 euros, más los intereses, más las costas de segunda instancia. Además, lo que resulta muy interesante es que entran también los daños morales, porque, como era una actuación sobre un vehículo que estaba destinado al ocio, es decir, para ir de vacaciones con la familia, etc., y se te está privando de eso, los juzgados entienden que ello dota de contenido al concepto de daños morales, por los cuales recibió una indemnización de 500 euros.

*El nombre de nuestro cliente ha sido cambiado para proteger su identidad.

#LegálitasCasosReales

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