Legálitas no “renuncia” y se suma al reto de la conciliación

08 Octubre 2018

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Con casi setenta representantes, entre trabajadores y familiares, Legálitas obtuvo el trofeo a la mejor empresa de las que se dieron cita en la carrera, organizada por el Club de las Malasmadres.

Legálitas se sumó al llamamiento realizado por el Club de las Malasmadres, participando en la I edición de "Yo no renuncio", la primera carrera de obstáculos por la conciliación. Con su participación en esta iniciativa en la que conciliación, deporte e igualdad van unidos, Legálitas manifestó su compromiso públicamente llevando a un gran equipo de trabajadores a los que acompañaron su parejas e hijos.

Entre los participantes se encontraron personas anónimas, trabajadores de empresas o el mismísimo presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, quienes sumaron un total de dos mil participantes desde Alcobendas (Madrid) y mil desde distintos puntos de España, para crear una marea amarilla que dio voz (y grito) a una lucha social a la que Legálitas también ha querido apuntarse.

Trofeo Empresa Conciliación

La comunicación interna que desde Legálitas se realizó fue un éxito y fueron muchos los trabajadores que respondieron a la propuesta, motivados por la causa social que había detrás de la carrera, algo que sirvió para que Legálitas obtuviese el Trofeo Empresa Conciliación, un premio que el Club de Malasmadres entregaba a la empresa que lograra reunir al mayor número de trabajadores. Un reconocimiento que hizo que la experiencia en equipo fuera aún más gratificante.

13 obstáculos con mucho significado

Durante los 5 kilómetros de recorrido que tenía la prueba, los corredores se encontraron con 13 obstáculos dispuestos en distintos puntos clave del recorrido, que simbolizaban las adversidades con los que la mujer profesional se encuentra cuando tiene un hijo.

El recorrido propuso a los participantes cargar con cadenas, subir y bajar escaleras, pasar por debajo de rampas o hacer equilibrios varios, siempre, con el buen ambiente presente en una mañana otoñal de domingo, en la que la carrera fue la mejor excusa para pasar un gran día en familia y conjugar el verbo conciliar, en todos sus tiempos.

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